Querida lectora:
El primer artículo del año… ¡qué rápido avanza el tiempo! Cuéntame, ¿disfrutaste de la temporada navideña? Espero de todo corazón que sí y que, ahora que empezamos un nuevo año, te sientas más lista que nunca para conquistar todas tus metas y continuar siendo ese gran ejemplo de mujer que siempre te ha caracterizado.
Déjame contarte que este 2020 para mí, comenzó con unas ganas enormes de reinventarme: de practicar hobbies que había dejado en el olvido, de estudiar nuevos idiomas, de reunirme más seguido con la gente que amo… en fin, mi plan es transformarme en la mejor versión que puedo ser.
Motivada como estaba, regresé de las vacaciones de diciembre a mi casa para comenzar un nuevo capítulo en mi vida… pero con lo que nunca conté, fue con todo el desorden que me aguardaba detrás de la puerta. ¿Te imaginas eso? Mi casa y yo parecíamos polos opuestos: de un lado, la mujer que recién se había inscrito a clases de yoga para tranquilizar su mente y del otro, un verdadero campo de batalla digno de una aparición estelar en la película “Salvando al Soldado Ryan”.
El estado de mi hogar era tan caótico, que por un momento pensé: “¿Y si lo dejo para mañana? No puede empeorar más de lo que ya está”; pero ya me había hecho una promesa, así que esa misma tarde me vestí con la ropa más cómoda que encontré y puse manos a la obra.
Debo confesar querida amiga que, aunque no se trató de una tarea sencilla, tampoco fue desagradable… incluso, puedo decirte que realmente lo disfruté, y la razón es muy sencilla: me di cuenta en ese momento que nuestra casa es una extensión de nosotras mismas y que, así como nos preocupamos por transformar nuestro interior, también es importante atender nuestro exterior.
Esta idea me pareció tan fascinante, que decidí investigar más sobre el tema, y fue precisamente en esa búsqueda, que me topé con datos muy interesantes, mismos que te quiero compartir el día de hoy.
Un santuario en tu interior
Para empezar, me di cuenta que la limpieza ha sido asociada con la purificación interna desde hace muchos años. De hecho, la cultura japonesa (una de las más involucradas en esta práctica) la considera un poderoso ritual que nos ayuda a liberarnos de nuestro pasado, para comenzar a disfrutar del momento presente.
A esta actividad la conocen como Ōsōji (traducido al español como “limpieza profunda”) y no sólo involucra limpiar objetos o ambientes, sino también conectar con nuestro mundo interno y dejar ir aquello que ya ha cumplido con su propósito y que ya no nos es útil.
La visión que tienen de esta práctica es realmente hermosa, y se traduce en una lección invaluable: si tu cuerpo es el santuario de tu alma, tu casa es un reflejo de lo que habita en él, por lo que el cuidado de uno se manifiesta en el otro… algo realmente cierto.
Yo por mi parte, te puedo decir que me sentí sumamente identificada con este último punto, ya que ese día, mientras me encontraba limpiando los cuartos de mi hogar, encontré muchos objetos, cartas y fotos que habían permanecido por mucho tiempo en el olvido y, aunque muchos de ellos me trajeron recuerdos muy hermosos, también hubo otros que me hicieron sentir estancada en el pasado y con un enorme peso sobre mis hombros.
Seamos honestas, ¿cuántas veces caemos en esta trampa? ¿cuántas veces acumulamos cosas pensando que las “vamos a utilizar algún día” o que “no podemos vivir sin ellas”? Los objetos que nos rodean, no sólo ocupan un espacio físico, sino también mental y, si no tenemos suficiente cuidado, las cosas que tanto atesoramos pueden terminar por poseernos y controlar nuestro estado de ánimo.
Tu hogar es tu espacio seguro, un “santuario personal” donde puede ser tú misma. Te invito a renovarlo y realizar esta limpieza profunda, dejando ir lo que ya no te sirve, para dar la bienvenida a nuevas oportunidades. Y cómo sé que esto no se trata de un proceso sencillo, me gustaría compartir contigo estos 4 consejos que a mí me resultaron de mucha ayuda:
1. Elabora un plan de tus actividades:
¡Todo con calma! Sé que tal vez ya te sientas muy motivada y con ganas de empezar de una vez por todas, pero créeme que intentar hacerte cargo de todo al mismo tiempo, es un viaje directo al caos y a la frustración.
Lo que te propongo hacer, es realizar un inventario de los espacios que deseas organizar de acuerdo a su importancia; comenzar con una tarea a la vez, aumentará tus posibilidades de éxito y te permitirá disfrutar de todo este proceso.
2. Pon atención a tu experiencia:
A medida que organizas tu espacio, ¿qué sentimientos comienzan a surgir en tu interior? Permítete disfrutar del momento presente y acepta todas las sensaciones que llegan a ti a través de esta actividad; tal vez algunas de ellas te parezcan más incómodas o dolorosas de procesar que otras, no te preocupes y toma todo el tiempo que necesites, después de todo, este ejercicio es sólo tuyo.
3. Recuerda que todo llega a su debido tiempo:
Sé que es tentador comenzar a experimentar todos los beneficios de esta limpieza, pero recuerda que un cambio de este tamaño, tarda tiempo en hacerse presente. Sé constante y mantente firme con tu objetivo, verás que los primeros resultados te esperan a la vuelta de la esquina.
4. Valora tu descanso:
No descuides tus horas de reposo por buscar tener un papel más activo en esta actividad. El objetivo de esta limpieza es aumentar tus niveles de energía y tu sensación de bienestar, y eso llega cuando existe un equilibrio en cada área de tu vida… incluyendo el descanso.
Así que amiga, es momento de abrir las ventanas de nuestra mente y purificar cada área de nuestra vida. Espero con ansías que me compartas tus experiencias en la sección de comentarios.
Un abrazo muy fuerte,
Floreser
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